Canto perché non so nuotare...da 40 anni
Teatro della Valle dei Templi di Agigento (2006)
-------------------------------------------
RESEÑA ENSAYÍSTA EN EL CAFE
Canto porque no sé nadar: Massimo Ranieri y el arte de mantenerse a flote
En el corazón milenario de Agrigento, bajo la sombra de los templos dóricos, Massimo Ranieri se entregó a su público con Canto perché non so nuotare...da 40 anni, un espectáculo que no fue sólo un concierto, sino una confesión abierta, un ejercicio de memoria, un acto de resistencia emocional. A sus más de cinco décadas en escena, Ranieri no canta para recordar su gloria: canta para seguir respirando.
La frase que da título al espectáculo —"Canto porque no sé nadar"— encierra una poética profunda: el canto no como destreza, sino como salvavidas. Ranieri convierte el escenario en un espacio de supervivencia simbólica, donde cada canción es una tabla a la que se aferra para no hundirse en el olvido, en la rutina, en la inercia. No hay artificio ni pose en su entrega: canta, baila, ríe, llora y habla como quien vive todo eso de nuevo, con el cuerpo entero.
Lo que conmueve no es solo la potencia de su voz, sino el modo en que la memoria se convierte en materia viva: cada anécdota, cada melodía napolitana, cada silencio está cargado de afecto y tiempo. Ranieri no representa su vida: la revive delante de nosotros. El Teatro della Valle dei Templi se convierte así en algo más que un escenario: es una especie de altar laico donde el arte popular se encuentra con la historia, donde un hombre solo frente al pasado canta para no naufragar.
En un mundo que premia lo nuevo y olvida lo esencial, el gesto de Ranieri —insistir en cantar— se vuelve profundamente político: es una defensa del legado, de la lengua, de la emoción genuina. Y por eso su espectáculo no es sólo una celebración de cuarenta años de carrera, sino una lección de dignidad artística y de humanidad.
Julio César Pisón
Café Mientras Tanto
#conciertos #Italia #MassimoRanieri
#cafemientrastanto #juliopison