por Carlos Saura
Escenario Puerta del Ángel, Casa de Campo de Madrid (2009)
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RESEÑA
El flamenco que respira presente
En Flamenco hoy (2009), Carlos Saura da un paso más allá en su inmersión artística dentro del mundo del flamenco. Pero esta vez no desde el cine, sino desde el escenario. Se trata de un espectáculo vivo, total, en el que la música, la danza y la imagen construyen un diálogo vibrante con la tradición y la modernidad del arte flamenco.
Saura, que desde Bodas de sangre y Carmen ha convertido el flamenco en uno de sus lenguajes esenciales, concibe aquí un espectáculo escénico que es también una exploración cinematográfica en vivo. Las luces, los colores y las proyecciones convierten el escenario en un espacio dinámico, donde cada número se presenta como una pieza autónoma dentro de un todo sensorial.
La dirección musical de Chano Domínguez aporta una riqueza jazzística que renueva las estructuras del flamenco sin traicionarlas. En cada acorde se siente el respeto a la raíz y la osadía de expandirla. A esto se suman las coreografías de Rafael Estévez y Nani Paños, que interrogan la gestualidad tradicional con una mirada fresca, potente y escénicamente precisa.
Flamenco hoy no es una postal del pasado, ni una vitrina de lo folclórico. Es un manifiesto contemporáneo que reconoce en el flamenco una tradición viva, en tensión constante entre memoria y renovación. Aquí no se representa lo que fue, sino lo que el flamenco puede ser en el siglo XXI: una fuerza cultural que pulsa en las venas del presente.
Como en sus películas, Saura articula los elementos visuales como si cada escena fuera un plano cinematográfico. Pero en esta ocasión, la respiración del espectáculo es real, colectiva, viva. El resultado es un trance visual y sonoro donde el arte flamenco se muestra no como una herencia congelada, sino como un organismo palpitante, capaz de hablar desde y para nuestro tiempo.
Con Flamenco hoy, Carlos Saura nos deja una lección inolvidable: que el arte no vive de la nostalgia, sino de su capacidad de reinventarse sin dejar de ser verdad.
Julio César Pisón
Café Mientras Tanto
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