Páginas del Café

El buen alemán (2006)

 Título original: The Good German
Dirección: Steven Soderbergh
Idioma: Doblada al Español

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RESEÑA EN EL CAFÉ
El pasado que no pasa.

En El buen alemán, Steven Soderbergh se entrega a un ejercicio de estilo riguroso, una evocación visual del cine clásico de los años cuarenta, pero al servicio de una historia profundamente incómoda: la de una Europa devastada, donde el bien y el mal se mezclan bajo los escombros de Berlín, 1945. Rodada en blanco y negro, con cámaras y lentes antiguos, la película imita deliberadamente los códigos del Hollywood de posguerra —planos fijos, luz expresionista, música dramática—, pero su contenido subvierte el heroísmo nostálgico. Lo que parece una reconstrucción es, en realidad, una demolición de certezas morales.

George Clooney interpreta a Jake Geismer, un corresponsal de guerra estadounidense que regresa a Berlín para cubrir la Conferencia de Potsdam. Pero pronto se ve atrapado en una red de traiciones políticas, corrupción aliada y crímenes impunes. La ciudad no es sólo un campo de ruinas físicas, sino también éticas. Todos los personajes están marcados por el oportunismo, el miedo o la culpa. Lena Brandt (Cate Blanchett), una mujer enigmática que parece sacada de Casablanca, encarna a la perfección esa Europa rota: ha hecho lo que ha debido para sobrevivir, y cada elección pesa como una sentencia.

Soderbergh no oculta su homenaje a obras como The Third Man o The Big Heat, pero donde aquellos clásicos aún guardaban un residuo de romanticismo, El buen alemán desmantela el mito del salvador. No hay redención, ni siquiera para el periodista idealista que descubre que los “buenos” también están dispuestos a ocultar crímenes si el rédito político lo exige. En esa ambigüedad se inscribe el título: ¿quién puede llamarse “buen alemán” después del horror? ¿El que resistió, el que colaboró, el que calló? El film no responde, pero incomoda con cada plano.

El guion, adaptado de la novela de Joseph Kanon, rehúye los giros fáciles del thriller. Aquí la tensión no proviene de la acción, sino de la sospecha, del silencio, del rostro impasible de Lena. Cate Blanchett, en una actuación glacial y poderosa, condensa la tragedia del siglo XX: su voz es dura, su mirada inexpresiva, como si toda emoción hubiera sido arrasada por la historia. Su personaje recuerda a las mujeres del cine noir, pero es más que una femme fatale: es una víctima que sabe que no hay justicia posible, sólo cálculo.

En tiempos donde la memoria histórica se negocia y se deforma, El buen alemán propone una relectura amarga de la posguerra. Al mirar atrás con la estética de los viejos filmes, Soderbergh nos obliga a repensar lo que creíamos conocer. La belleza del blanco y negro se convierte en una trampa: lo que parece cine clásico es en realidad una fábula negra sobre cómo los vencedores también mienten, también matan, también olvidan.

La película exige atención y distancia. No busca emocionar, sino revelar. Es cine político desde la forma, desde la decisión de filmar lo turbio como si fuera una postal antigua. Y es, quizás, una advertencia: que todo relato histórico es también una construcción, y que incluso las imágenes más bellas pueden ocultar las verdades más crudas.

"Porque en las ruinas del pasado no hay redención posible, solo la memoria como herida abierta."

Julio César Pisón
Café Mientras Tanto

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El buen alemán (2006), de Steven Soderbergh

Título original: The Good German
Año: 2006
País: Estados Unidos
Dirección: Steven Soderbergh
Guion: Paul Attanasio (basado en la novela de Joseph Kanon)
Género: Drama, thriller, cine negro, histórico
Reparto: George Clooney, Cate Blanchett, Tobey Maguire, Beau Bridges