Romanza
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01- Con te Partirò
02- Vivere
03- Per Amore
04- Il Mare Calmo Della Sera
05- Caruso
06- Macchine da Guerra
07- Le Tue Parole
08- Vivo per lei
09- Romanza
10- La Luna Che Non C'è
11- Rapsodia 49:21
12- Voglio Restare Cosi
13- E Chiove
14- Miserere
RESEÑA EN EL CAFÉ
El arte de decir adiós cantando.
Romanza no es un disco: es una despedida que se extiende en catorce formas distintas de decir "te amo" y "te dejo" al mismo tiempo. Andrea Bocelli, ese tenor de voz solar y herida, construye en este álbum de 1997 algo más que una antología de canciones: edifica un santuario para los sentimientos inasibles. Si la ópera pertenece a los teatros y el pop a las plazas, Romanza funde ambos mundos y los traduce en susurros que viajan desde el alma italiana hacia la emoción universal.
“Con te partirò”, la apertura del álbum, se ha convertido en un himno moderno de la nostalgia. Más que una canción de amor, es un rito de tránsito, una promesa de compañía incluso en la partida. Bocelli no canta: acompaña. Cada palabra es una mano que se extiende en medio del silencio del adiós. La emoción continúa en “Vivere”, que canta a la vitalidad como quien sabe que vivir no es solo respirar, sino recordar, amar, perder.
En “Per amore” y “Il mare calmo della sera”, la textura vocal de Bocelli se vuelve caricia, y el italiano —ese idioma que parece inventado para la música— se transforma en lenguaje de la ternura. “Caruso”, de Lucio Dalla, es uno de los momentos cumbre del disco: ahí, la voz se rasga con el peso de los siglos, y el canto se convierte en un lamento del sur, un eco napolitano que llora belleza perdida.
Pero Romanza no es solo melancolía. “Macchine da guerra” introduce una veta crítica, casi épica, que recuerda que el amor también es un campo de batalla; “Le tue parole” y “La luna che non c'è” tocan lo íntimo, lo frágil, lo no dicho. Y entonces llega “Vivo per lei”, ese himno compartido al amor por la música, donde Bocelli y Giorgia celebran al arte como la única amante que no abandona.
El track que da nombre al álbum, “Romanza”, resume todo: es un compendio del amor romántico, no el que se vive sino el que se sueña. En “Rapsodia” y “Voglio restare così”, la voz se vuelve instrumento de tiempo, y en “E chiove” y “Miserere” se consuma el ciclo de la belleza: empieza con la esperanza, termina con la plegaria.
Andrea Bocelli no interpreta canciones: las reza. Romanza es un disco para los que alguna vez amaron sin poder quedarse, y para quienes entienden que la música es el idioma de los que ya no saben cómo hablar.
"Porque hay amores que solo pueden decirse cantando... y despedidas que solo se comprenden cuando duelen en italiano."
Julio César Pisón
Café Mientras Tanto
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