Páginas del Café

The Rolling Stones

 Twickenham Stadium 
London, 2003


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RESEÑA EN EL CAFÉ

En el verano de 2003, The Rolling Stones demostraron que, incluso después de cuatro décadas de carrera, seguían siendo una fuerza imparable en el escenario. Su presentación en el Twickenham Stadium de Londres, como parte de la gira *Licks Tour*, fue una celebración épica de rock and roll, llena de energía, nostalgia y momentos inolvidables.  

**El escenario y la atmósfera**  
El Twickenham Stadium, tradicionalmente un ícono del rugby, se transformó en un templo del rock para recibir a más de 60,000 fanáticos. La producción fue espectacular: una pasarela en forma del icónico logo de la lengua y labios, pantallas gigantes, y una iluminación que oscilaba entre luces estroboscópicas y colores psicodélicos. La noche cálida y el ambiente eléctrico crearon un escenario perfecto para una velada histórica.  

**La banda: Vitalidad sin límites**  
A pesar de que Mick Jagger (59 años en ese entonces), Keith Richards (59), Charlie Watts (62) y Ronnie Wood (56) superaban los 50, su vitalidad desafiaba el tiempo. Jagger, con su eterno dinamismo, recorrió el escenario con pasos de baile impecables y una voz que resonó con la misma pasión de sus años juveniles. Richards, con su sonrisa socarrona y riffs afilados, demostró por qué es considerado uno de los guitarristas más influyentes. Watts, siempre sólido, mantuvo el ritmo con elegancia, mientras Wood complementó con solos vibrantes y una química palpable con Richards.  

**El repertorio: Clásicos y rarezas**  
La banda ofreció un setlist que equilibró éxitos inmortales con joyas menos frecuentes. La noche arrancó con *"Start Me Up"*, seguido de *"When the Whip Comes Down"*, calentando al público desde los primeros acordes. Momentos destacados incluyeron:  
- Una versión electrizante de *"Jumpin’ Jack Flash"*.  
- *"Angie"*, interpretada de manera íntima con Jagger en la pasarela, rodeado de miles de luces de teléfonos.  
- *"Sympathy for the Devil"*, con coros masivos del público y una atmósfera teatral.  
- *"You Can’t Always Get What You Want"*, acompañada por un coro gospel que elevó la emoción.  

También hubo espacio para temas del álbum *Forty Licks* (2002), como *"Don’t Stop"* y *"Thief in the Night"*, aunque los clásicos dominaron la velada.  

**Momentos únicos y legado**  
Un instante mágico fue cuando Jagger invitó a una fan al escenario para cantar *"Wild Horses"*, creando una conexión genuina con la audiencia. La banda cerró con *"Satisfaction"*, dejando a la multitud en éxtasis.  

Este concierto no solo reafirmó el estatus de los Stones como leyendas vivas, sino que también mostró su capacidad para reinventarse sin perder esencia. En 2003, demostraron que el rock no tiene fecha de caducidad, y que su música sigue uniendo generaciones.  

**Conclusión**  
El show en Twickenham fue más que un concierto: fue un testimonio de resistencia y pasión. The Rolling Stones, con su mezcla de rebeldía y maestría, recordaron al mundo por qué son considerados los "mayores artistas de rock and roll de todos los tiempos". Una noche para enmarcar en la historia del rock.  

Café Mientras Tanto 
jcp

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