Páginas del Café

Mariza

🎤 Terra em Concerto
Praça Monumental Celestino Graça – Santarém, 2008

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📝 RESEÑA
El eco de una saudade que abraza la plaza

El fado no pasa por su voz: nace en ella. Mariza no es intérprete, es raíz expuesta. En Terra em Concerto, el alma de Portugal encuentra cuerpo y tiempo en la vibración de una plaza convertida en altar. Santarém no es sólo el lugar del concierto: es el eco terrestre de una emoción que ha viajado siglos para cantar esta noche.

Todo comienza con un silencio que no precede al canto, sino que ya es música. Mariza aparece y no irrumpe: se ofrece. Su voz clara y profunda es como un río que sabe adónde va. “Meu Fado Meu” no abre el concierto, lo consagra. Desde ese primer instante, entendemos que el fado no será aquí una herencia: será una respiración compartida.

El repertorio es una cartografía emocional. En “Chuva” sentimos caer la melancolía con la delicadeza del rocío sobre los huesos. “Primavera” florece en el dolor de lo que fue, y “Transparente” revela la transparencia del alma cuando se atreve a cantar sin defensas. Cada canción es una escena, un gesto emocional que convoca lo íntimo y lo colectivo.

Los músicos no acompañan: dialogan. La guitarra portuguesa, brillante y exacta, va esculpiendo la melodía con filigrana. El contrabajo, hondo como una raíz que no se ve, sostiene cada estremecimiento. Y el violín, en ciertos momentos, añade un trazo lírico que roza lo celestial. El conjunto es sobrio, pero lleno de matices: emoción contenida y desborde medido.

Mariza mira al público. Detiene su cuerpo, deja hablar al silencio, sonríe como quien se sabe atravesada por algo más grande. Hay momentos en los que no canta, pero todo su ser está diciendo. Cada pausa entre canciones es un acto de escucha. El concierto tiene ritmo narrativo: se alza, se repliega, se quiebra, se enciende. Es dramaturgia viva, no simple recital.

El corazón de esta presentación no está en los aplausos ni en los fuegos artificiales: está en la comunión. En ese instante en que una voz dice lo que todos sienten y nadie sabe nombrar. Portugal, esa patria íntima, se canta en Mariza como un duelo que nunca cesa, pero que en el canto se vuelve consuelo. Y nosotros, desde cualquier país, desde cualquier nostalgia, también pertenecemos a esa herida.

Terra em Concerto no documenta una gira: documenta un estado del alma. Y Mariza, en la noche de Santarém, nos recuerda que el arte verdadero no es lo que se presenta: es lo que nos transforma.

– Julio César Pisón
Café Mientras Tanto

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