Páginas del Café

Joe Cocker

Fire it Up Live 
Cologne, 2013

-----------------------------------

RESEÑA
El alma no envejece cuando canta.

Hay voces que no necesitan presentación, apenas un susurro, un gruñido, una nota rasgada sobre una base de soul y ya todo está dicho. Joe Cocker no cantaba: exorcizaba. En Fire It Up – Live (2013), registrado en Colonia como parte de su última gira mundial, vemos a un Cocker veterano y tembloroso, pero encendido. No se trata aquí de medir la potencia ni la fidelidad al estudio, sino de asistir a una ceremonia de entrega total, donde el cuerpo ya gastado sostiene, como puede, la llama intacta del alma.

Hay algo profundamente humano en ver a Cocker interpretar “You Are So Beautiful” con las manos temblorosas, cerrando los ojos como si el mundo fuera apenas ese piano que le responde con ternura. O en cómo se balancea con “Unchain My Heart” y “N’oubliez Jamais”, afirmando una identidad que no se dejó domesticar ni por el éxito, ni por el fracaso, ni por el tiempo. Es un hombre mayor cantando desde el lugar más joven que tiene: su herida, su amor, su groove.

El escenario del Lanxess Arena parece un templo, pero no por su arquitectura, sino por la forma en que la banda lo consagra. Cada músico –desde la formidable corista Nicki Brown hasta el saxo cálido de Mitch Reilly– sostiene a Cocker como un andamiaje invisible de respeto y amor. No lo acompañan: lo celebran. En ese gesto hay una forma de resistencia contra el olvido, contra la industria del descarte, contra el cinismo de la técnica vacía.

“Feelin’ Alright”, “Come Together”, “With a Little Help from My Friends”… cada tema no es una repetición sino una relectura desde otro cuerpo, otro tiempo. Cocker ya no canta como en Woodstock, pero canta desde aquel mismo fuego. Su voz rota es hoy testamento de un camino recorrido con verdad.

Fire It Up no es un concierto de despedida. Es una afirmación. Es el grito final de un alma que no negoció su autenticidad. Cuando todo parecía decirle que se detuviera, él respondió con música. No perfecta. No juvenil. Pero sí esencial.

Al cerrar el concierto, cuando la cámara lo toma saludando con esfuerzo, con la camisa empapada, con la mirada en paz, entendemos que acabamos de presenciar algo que ya no se hace: arte desde la entraña, sin marketing, sin filtros, sin pretextos. Sólo una voz. Sólo una vida cantada.

Porque hay fuegos que no se apagan: se convierten en leyenda.


Julio César Pisón
Café Mientras Tanto

#Conciertos #JoeCocker #JulioPisón #CaféMientrasTanto