Título Original: Glengarry Glen Ross
Estados Unidos
Dirección: James Foley
Idioma: Doblado al Español
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RESEÑA
El precio de vender el alma
No hay lugar más despiadado que la oficina de ventas de Glengarry Glen Ross, donde la competencia es brutal, el fracaso huele a despido y el triunfo sabe a traición. En este rincón oscuro del capitalismo estadounidense, James Foley adapta con precisión la obra de David Mamet para convertir el teatro en cine sin diluir ni una gota de su acidez. Lo que emerge es un drama tenso, verbalmente afilado, donde los hombres se despedazan por sobrevivir bajo el peso de una moral de mercado que los devora desde dentro.
Cada diálogo se convierte en un combate. Las palabras no sirven para comunicar, sino para manipular, humillar, sobrevivir. La retórica del éxito —esa que reza “cierra la venta o vete”— transforma a los personajes en bestias acorraladas. Alec Baldwin aparece brevemente como un enviado del sistema, un profeta de la meritocracia perversa que exige sangre a cambio de motivación: “Always be closing”, grita, y con esas tres palabras sepulta cualquier vestigio de humanidad. Ese monólogo, añadido para la película, se convirtió en ícono: no por lo que inspira, sino por lo que revela de una época.
La oficina, ese espacio cerrado y monótono, se convierte aquí en una jaula. La lluvia constante golpea las ventanas como un testigo indiferente, y la cámara claustrofóbica de Foley nos obliga a compartir la angustia de unos hombres que se desloman por vender terrenos inútiles a clientes desesperados. La ironía es cruel: los vendedores no creen en el producto que venden, pero lo venden como si en ello les fuera la vida —porque literalmente les va.
El reparto es magistral: Al Pacino seduce con astucia y cinismo; Jack Lemmon encarna la desesperación con una ternura trágica; Ed Harris y Alan Arkin son piezas de un engranaje que no pueden detener. Cada actor, bajo la dirección contenida de Foley y el guion acerado de Mamet, despliega un rostro de la derrota masculina en tiempos de recesión y ambición. No hay héroes. Solo náufragos.
Glengarry Glen Ross es cine político en su estado más puro, sin necesidad de pancartas. Denuncia sin gritar. Expone sin moralizar. Nos habla del trabajo como castigo, de la masculinidad rota por la presión de un sistema que valora más la venta que al vendedor. No hay redención aquí, porque no hay lugar para ella. Solo una llamada telefónica más, un cliente más, una mentira más.
Y cuando todo termina, uno se queda en silencio, pensando en cuántas veces en la vida vendemos algo —una idea, una sonrisa, un sueño— para seguir siendo parte del juego. Y en cuántas ocasiones ese juego ya estaba perdido desde antes de comenzar.
Julio César Pisón
Café Mientras Tanto
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Título: Glengarry Glen Ross (1992)
Título original: Glengarry Glen Ross
País: Estados Unidos
Dirección: James Foley
Guion: David Mamet (basado en su obra teatral)
Género: Drama, Thriller, Cine político
Reparto: Al Pacino, Jack Lemmon, Ed Harris, Alan Arkin, Alec Baldwin, Kevin Spacey
Idioma: Inglés (subtitulada al español)