Páginas del Café

Adriano Celentano

 Rock Economy
Arena Di Verona Live (2012)


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RESEÑA EN EL CAFÉ
“Cuando el rock se convierte en plegaria: Celentano canta al borde del abismo”.

Cuando Adriano Celentano volvió a los escenarios en 2012 con Rock Economy, no lo hizo para celebrar una carrera, ni siquiera para complacer a un público ávido de nostalgia. Lo hizo, más bien, para interrumpir el flujo ordinario de la televisión italiana con una suerte de liturgia laica que combinaba música popular, conciencia ecológica, crítica del capitalismo y una estética del colapso. Desde la Arena de Verona —un anfiteatro romano transformado en escenario mediático—, Celentano propuso un gesto radical: usar el lenguaje del espectáculo para advertir, señalar, casi suplicar.

No era una gira, ni un reencuentro con los fans. Era una irrupción. Durante dos noches televisadas en vivo, millones de italianos escucharon a un hombre de más de setenta años decir verdades incómodas, con el ritmo del rock y el tono del profeta. La economía, decía, no se puede desligar de la ética. El planeta está herido. El espectáculo mismo forma parte del problema.

Pop profético: entre la canción y la denuncia

Pocos artistas han encarnado con tanta persistencia la figura del entertainer comprometido como Celentano. Pero en Rock Economy dio un paso más allá: su voz, más que cantar, advertía. El show se organizó en torno a una dialéctica inquietante: por un lado, los éxitos populares, rítmicos, bailables; por otro, largos monólogos escritos con precisión poética y política, interpelando a un país en crisis. El resultado fue un espectáculo que no pretendía divertir, sino despertar. Una performance que no edulcoraba la realidad, sino que la subrayaba con intensidad escénica.

En canciones como “Svalutation” (una crítica a la inflación de los años 70) o “Prisencolinensinainciusol” (una sátira del lenguaje globalizado y vacío), Celentano ya había anticipado su vocación de artista que escucha el temblor del mundo. En Rock Economy, sin embargo, la crítica deja de ser implícita y se vuelve explícita. Ya no hay metáforas: hay advertencias.

Cuerpo y voz: el gesto como significante

La edad de Celentano en 2012 no era un dato biográfico: era parte del mensaje. Su caminar lento, sus pausas dramáticas, su mirada fija en la cámara construían una figura que desbordaba lo musical. Era como si el cuerpo mismo hablara de la urgencia del tiempo, del agotamiento del sistema, del límite que ya se roza. En este sentido, Rock Economy puede leerse como un testamento escénico, no en el sentido nostálgico, sino en el sentido bíblico: un llamado, una advertencia, una plegaria.

La Arena como alegoría

Que el concierto se realizara en la Arena de Verona no es detalle menor. Allí donde los romanos ofrecían espectáculos de muerte para el pueblo, Celentano ofrecía un espectáculo sobre la muerte simbólica de nuestra civilización de consumo. La arena se convierte así en símbolo: lugar de lucha, de memoria, de eco histórico. En ella, la voz de un viejo rockero adquiere resonancia trágica.

Conclusión: del entretenimiento a la conciencia

Rock Economy es un acontecimiento singular en la historia reciente del espectáculo europeo. No porque rompa con las formas del entretenimiento, sino porque las infiltra. Celentano demuestra que es posible usar la masividad, la televisión, el pop y la nostalgia para decir lo que no se quiere escuchar. Frente a una industria que todo lo convierte en mercancía, Rock Economy es un grito anacrónico y necesario: el arte todavía puede ser un lugar de advertencia, de lucidez y de resistencia.

"Porque a veces, en medio del ruido y del espectáculo, solo una voz que tiembla al cantar puede decirnos la verdad que nadie quiere oír."


Julio César Pisón
Café Mientras Tanto

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