Always And Forever (2005)
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📝 RESEÑA
Una ternura melódica que resiste al tiempo: el amor, siempre y para siempre.
En una época donde la balada romántica parecía relegada a los anaqueles del pasado, Air Supply se presentó en 2005 con un concierto que supo conjugar nostalgia, virtuosismo y calidez emocional. “Always And Forever” no es sólo un título: es una declaración de estilo, un compromiso con la emoción que sobrevive al paso del tiempo.
El dúo formado por Graham Russell y Russell Hitchcock supo tocar con delicadeza esa fibra invisible que une el recuerdo con la melodía. Cada canción –desde los inevitables clásicos como “Making Love Out of Nothing at All” hasta piezas menos populares pero igual de sentidas– se ofrecía como una caricia para el alma. No hay exceso ni aspaviento: hay entrega, hay voz, hay armonía.
En el escenario, los gestos sobrios y las miradas cómplices transmiten una verdad que no necesita ser gritada: Air Supply sigue creyendo en el amor como materia poética. Hitchcock, con una voz que sigue siendo una seda aguda, y Russell, con su ternura compositiva, demuestran que no hace falta reinventarse cuando se tiene una identidad tan clara y coherente.
La puesta en escena, sin ornamentos innecesarios, permite que la música sea la protagonista absoluta. La orquesta en vivo aporta una calidez envolvente y los arreglos respetan el espíritu original de cada tema sin dejar de refrescarlos. Todo está al servicio del sentimiento.
Lo más valioso de este concierto quizá sea su capacidad de evocar sin manipular, de emocionar sin estridencias. Es una serenata a los que aún creen que amar no es una moda, sino una forma de habitar el mundo. Y si el amor, como ellos cantan, “no conoce razones”, este show es una de sus más dulces pruebas.
Siempre y para siempre, como una canción que no envejece.
– Julio César Pisón
Café Mientras Tanto
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