Plays Mozart, Beethoven, Chopin, Schumann
Jazz Clásico de Fusión (Third Stream / Jazz Clásico Contemporáneo)
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RESEÑA
El alma clásica improvisada
Hay músicos que interpretan. Hay músicos que reinventan. Y hay quienes, como Jacques Loussier, se atreven a jugar en la cuerda más tensa entre respeto y libertad: la de improvisar con los pilares del canon clásico. En este LP, donde Loussier se adentra en las partituras de Mozart, Beethoven, Chopin y Schumann, no hay arrogancia ni irreverencia, sino una profunda declaración de amor por el espíritu mismo de esos compositores, conjugada con la libertad creativa que solo el jazz permite.
Desde las primeras notas del Concierto N.º 23 en La mayor de Mozart, se intuye que no estamos frente a una transcripción literal ni a una simple adaptación. Loussier reinterpreta los movimientos clásicos desde la lógica del trío de jazz: piano, contrabajo y batería que dialogan como si improvisaran sobre una estructura venerable. El Allegro inicial conserva la alegría luminosa mozartiana, pero la transforma en swing refinado, como si Viena se hubiera despertado una mañana en Nueva Orleans.
El viaje continúa con Beethoven y su Allegretto de la Séptima Sinfonía: aquí el tema, austero y obsesivo en su forma original, se desgrana en variaciones que lo vuelven íntimo, casi confesional. Cada variación no es solo un juego de estilo, sino una exploración emocional distinta: nostalgia, ironía, ternura. En manos de Loussier, Beethoven se hace cercano sin perder su dignidad monumental.
La sección dedicada a Chopin —los cinco nocturnos— es tal vez el corazón más sensible del álbum. El lirismo de Chopin, tan próximo a la improvisación romántica, encuentra en Loussier un lector ideal: sus versiones respetan la melodía como si fuera un secreto, envolviéndola en acordes que respiran, en silencios que laten. No es jazz tocado “sobre” Chopin: es Chopin renacido como jazz, sin dejar de ser lo que fue.
Por último, las piezas de Schumann, tomadas del Álbum para la juventud, cierran el disco con una ternura serena. Kind im Einschlummern (“El niño se duerme”) y Der Dichter spricht (“El poeta habla”) se sienten como despedidas dulces, como la mano de un padre que cierra la luz de la habitación. Aquí Loussier no busca deslumbrar ni romper moldes: solo escuchar lo que hay entre las notas, lo que tal vez Schumann hubiera querido que un músico libre escuchara en ellas.
Este álbum no es un capricho estético ni un mero experimento sonoro. Es una meditación sobre el tiempo y el arte. Sobre cómo las formas que parecen intocables pueden respirar de nuevo si se las escucha con oído abierto. Jacques Loussier nos enseña que la fidelidad no siempre es copia: a veces es recreación, y a veces es jazz.
Porque hay obras que no necesitan ser repetidas, sino revividas.
Julio César Pisón
Café Mientras Tanto
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